En los años 80 y 80 del siglo XX, el crecimiento de iglesias y movimientos evangélicos y protestantes en la América Latina fue espectacular. Pero al calor de este, también se generaron y florecieron muchas sectas pseudo-evangélicas como la IURD de Edir Mocedo, también conocida en algunos lugares como “Pare de Sufrir”, y la explosión de muchos llamados “ministerios” independientes. Algunos de ellos muy hábiles a la hora de levantar grandes patrimonios para sus fundadores al utilizar los medios de comunicación como las estaciones de radio o de televisión con programación de corte cristiano para el creciente “mercado potencial”, como por ejemplo la TBN-Enlace.
El descaro de este tipo de
organizaciones a la hora de utilizar el nombre de Dios y la Biblia para
extorsionar económicamente a los pobres, y bastante ignorantes de las
Escrituras, que caían en sus manos, ha sido escandaloso. Así surgieron los
famosos telemaratones y sus afamados promotores como por ejemplo Cash Luna, que
manipulaban y engañaban a la gente con lo que empezó a conocerse como “el
evangelio de la prosperidad”. Tenía la característica de que excitaba la
codicia de la gente necesitada, sacándoles sus propiedades en beneficio de los
promotores, y llevándoles a hacer grandes sacrificios económicos, a cambio de
una hipotética bendición económica que multiplicaría lo que ellos ofrendaban.
Frases como “dar hasta que
duela”, “primero sembrar y luego cosechar”,
Dios ama al dador alegre, o Dios dice: “¿dónde están mis diezmos?”, con
el uso fuera de contexto de Malaquías 3:8, se multiplicaban para
enriquecimiento de unos pocos a costa de sumir en la miseria a la mayoría.
Durante unos cinco años participé
en este tema en los nacientes foros, para divulgar la falsedad de este falso
evangelio, y advertir a la gente que no se dejara engañar por la labia de los
codiciosos lobos, que con gusto les extraerían sin piedad cualquier cantidad de
dinero, objetos o propiedades que pudieran arrebatarles. En ese tiempo, el
material extendido por Internet empezó discutirse en los foros, y los
argumentos a llegar a muchos lugares. Estoy convencido que hoy, la mayoría de
los que siguen el falso evangelio de la prosperidad ya no lo hacen, como antes,
por falta de información, sino porque quieren creer que verdaderamente van a
multiplicar sus ofrendas al “ciento por uno”.
Este artículo que publiqué con el
título: El falso diezmo obligatorio se puede descargar en el siguiente enlace:
También en el desarrollo del
Estudio de la epístola a los Filipenses, del que ya he subido varias secciones,
dediqué una parte importante al análisis de la cuestión económica. Y es que incluso en
muchas iglesias evangélicas más tradicionales y con más conocimiento bíblico al
menos en la teoría, también se enseñaba que el diezmo de Israel estaba vigente
en la Iglesia Cristiana. El argumento era que ahora los cristianos formaban
parte del “Israel espiritual” al ser “injertada” y “participantes de la raíz y
de la rica savia del olivo”, y por lo tanto también estaban obligados a cumplir
las leyes mosaicas en ese punto. Otros, con la influencia adventista, decían
que si bien el diezmo no formaba parte de los diez mandamientos de la ley moral,
sino de la ley ceremonial, su vigencia era universal dado que antes de la ley
mosaica ya Abraham guardaba el diezmo.
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