Durante la Semana Santa del año 2004 se estrenó en España una película cuyas expectativas hacían furor en la imaginación de muchos pastores y misioneros evangélicos en España. Tanto fue así, que me procuré la forma de verla por Internet antes de que llegara a las pantallas españolas.
Lo que vi me pareció deplorable
desde el punto de vista bíblico y teológico. Así que, el 27 de Marzo de 2004, pocos
días antes del estreno, escribí un artículo extenso muy crítico y ácido hacia
la película y hacia los que desde el campo evangélico con tal entusiasmo la
recomendaban, no como una película más, sino como el no va más en las
herramientas de evangelización, que iba a traer conversiones en masa y
avivamientos como nunca antes.
El archivo que se puede descargar
siguiendo el enlace que aparece más abajo, contiene este artículo, pero está
precedido por otro que dediqué al mismo tema un año después del estreno, tras
los enconados debates sostenidos en los foros con otros creyentes que ya habían
tenido la oportunidad de verla. Un año después, ya parecía un tiempo suficiente
para que los evangélicos españoles hubieran podido evaluar el impacto de la
película en las membresía de sus iglesias, y en la conversión de los españoles
a la fe de Cristo Jesús. Entresaco dos frases de este artículo:
“Ahora que ha pasado más de un año y el efecto entusiástico de muchos
se ha apagado, creo que debo volver a ratificarme en lo escrito. Tal vez en un
ambiente sereno como el de ahora, alguna de mis frases ya no serían necesarias,
pero tampoco creo que ahora deba hacer un recorte, sino asumir todo lo que en
su momento fue escrito.”
“Recopilando, la película solo fue un negocio, en el plano
evangelístico un bluff, como no podía ser de otra manera, y afortunadamente
muchos se cayeron del guindo gracias a artículos como el mío, y solo espero que
nunca más vuelva a ser relegado de su misión el Espíritu Santo, ni
menospreciadas las Escrituras como la herramienta otorgada por Dios para
convencer, corregir e instruir en justicia. Debería hacernos reflexionar que no
todo fuego puede ser ofrecido en el altar santo del Señor.”
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