El autor de Hebreos
declara que las funciones de los sacerdotes consisten en presentar las ofrendas
con arreglo a lo que la ley establece (Heb. 8:4). Los sacerdotes que oficiaban
en el marco del pacto mosaico tenían sus funciones perfectamente determinadas
en la Torah. Sin embargo, en la configuración del sacerdocio en el Nuevo Pacto
la mayoría de los cristianos, que en virtud de ese pacto son sacerdotes, no
tienen en muchas ocasiones la menor idea de cuáles son las ofrendas que
corresponden a su ministerio.
Es el apóstol Pedro quien en su primera epístola declara que los creyentes en Jesucristo, salvos por su gracia conforman un edificio espiritual del que forman parte como piedra vivas y para oficiar como sacerdotes santos ofreciendo sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (1Pe. 2:5)
Es el apóstol Pedro quien en su primera epístola declara que los creyentes en Jesucristo, salvos por su gracia conforman un edificio espiritual del que forman parte como piedra vivas y para oficiar como sacerdotes santos ofreciendo sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (1Pe. 2:5)
Reflexionando sobre esta cuestión, debiera parecer extraño a cualquiera tener otorgado un oficio sin saber en qué consiste. El apóstol un poco más adelante, en el versículo 9, se refiere a la misión de anunciar la grandeza o la excelencia de Jesucristo. 1Pe 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes (gr. ἀρετή excelencias, grandezas, en el sentido de proezas, hazañas) de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Sin embargo el énfasis de ésta misión que puede ser de anunciar, testimoniar, o ser embajador, no tiene la connotación propia de un sacerdote, que como hemos visto en el principio, es la de presentar ofrendas. Así que tendremos que buscar en otros lugares del Nuevo Testamento cuales son.
Antes de nada, debemos saber, como nos lo declara Hebreos 7:12, que “cambiado el sacerdocio –por Cristo-, es también necesario UN CAMBIO DE LEY. Este un texto que parece que a los legalistas se les pasa por alto continuamente, y ellos siguen pensando en clave del pacto y de la ley mosaica.
El cristiano redimido ya no se encuentra bajo la ley de Moisés, si fuere judío, ni bajo la ley de la conciencia, si no lo fuera. Está bajo LA LEY DE CRISTO (1Co.9:20-21; Gal. 6:2; Fl 3:9; St. 2:25 y 2:12). Ya no tiene que hacer sacrificios expiatorios como en el viejo pacto, porque Jesucristo, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (Heb. 10:14), pero ello no quiere decir que los sacerdotes del NUEVO PACTO no tengamos un sacerdocio activo, solo que nuestras ofrendas ya NO SON CRUENTAS, como cuando tenían por objetivo expiar los pecados (He. 10:18), porque ya fueron expiados en la cruz, sino ESPIRITUALES como ya hemos citado antes en 1Pe. 2:5. Así que los sacrificios que ofrecen los sacerdotes del Nuevo Pacto, con arreglo a la ley de Cristo, son los siguientes:
1º.- LOS CUERPOS EN SACRIFICIO VIVO. Rom. 12:1 Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis VUESTROS CUERPOS EN
SACRIFICIO VIVO, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. El cuerpo, dice el apóstol Pablo, es para
el Señor, y el Señor para el cuerpo. (1ª Cor. 6:13). Y en 6:20 añade: “glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios.”
2º.- SACRIFICIOS DE ALABANZA. Heb.13:15 Así que, ofrezcamos siempre a
Dios, por medio de él, SACRIFICIO DE ALABANZA, es decir, fruto de labios que confiesan su
nombre. La confesión del nombre de Cristo ha llevado
en muchas ocasiones a millones de cristianos a la persecución y al martirio.
Esto no se refiere a cantar los domingos en la iglesia, sino a confesarle
delante de los hombres y no avergonzarnos de ser sus discípulos. Fil. 2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
gloria de Dios Padre. Además tiene bendición: Mat. 10:32 A
cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le
confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mientras que negarle también
tiene consecuencias: Mat 10:33 Y a cualquiera que me niegue
delante de los hombres, yo también le
negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
3º.- HACER EL BIEN, Y AYUDARNOS MUTUAMENTE. Heb. 13:16 Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis;
porque de TALES SACRIFICIOS se agrada Dios. Si bien debemos hacer bien a quienes nos rodean, la familia de la fe,
nuestros hermanos en Cristo deben ser objeto preferente de nuestra solidaridad
y cariño: Gal 6:10 Así que, según
tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de
la fe. Es un
sacrificio espiritual, una ofrenda que agrada a Dios. Gal. 6:2
Sobrellevad los unos las cargas de los
otros, y cumplid así la ley de Cristo.
4º.- AYUDAR EN LAS NECESIDADES DE LOS HERMANOS QUE EXTIENDEN EL
EVANGELIO. Fil. 4:18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito
lo que enviasteis; olor fragante, SACRIFICIO ACEPTO, agradable a Dios.
Pablo Blanco
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